A la osadía me encomiendo para atravesar el cortafuegos de centinelas que me quieren en mi coraza pequeña, en mi cárcel de papel.
A la osadía me encomiendo para desvanecer los muros que parecen de piedra y son de humo. Y con orgullo de adulto me hago cargo de lo que trae mi día, de lo que plasmo en mi mundo.
Cultivo el atrevimiento para que no me inunde la pereza y antes de que me de cuenta me ate de nuevo de manos y pies.
Cultivo el atrevimiento para que no me frene la vergüenza, para que mis miedos no sofoquen el impulso.
Cultivo el atrevimiento para mirar a los ojos a todos los centinelas (la pereza, la vergüenza, el miedo, la inseguridad, la desconfianza), y aunque algunos todavía me planten cara, ya muchos celebran conmigo.
Que sepamos transmutar el vértigo en impulso y nos atrevamos a darnos al mundo y a la vida a lo bestia… esta es mi plegaria hoy… a lo bestia!
Olga Panadés